miércoles, 27 de febrero de 2008


Todo parece inmóvil, apenas escucho el eco de tu voz
El atardecer obscurece suavemente muy lejos de aqui
Quien dijo que las tardes no sueñan…
Hay un frágil silencio que se enciende en tu mirada,
Y a pesar de lo mucho que te deseo,
Solo quiero grabar en mi boca el sabor tus labios,
El mundo alrededor se vuelve débil,
Palpitan mis venas y con temor me acerco a ti,
Despojando todo aquello que me impide sentir tu piel,
Mis manos dibujan ciegamente el contorno de tu abdomen,
Se encendieron tus dedos esclavizando mis piernas,
De pronto mi sangre se hizo luz, voy cambiando de piel,
Mientras tu lengua recorre la humedad que en mi provocas,
Lentamente siento el peso de tu cuerpo sobre mí,
Mis piernas están rodeando tu cintura,
Y siento como estallan en mi interior infinitas sensaciones,
Al vaivén de tus oscilantes movimientos,
El aire huele a tu sudor, a tu saliva, mezclada con la mía,
Y en mi último aliento puedo escuchar tú agitado respirar,
La tarde esta muriendo, sin embargo el tiempo es infinito,
Te siento intoxicando mi sangre, empapándome de ti,
Del sabor de tus labios, del olor tu cuerpo que envenena,
Durante todo este tiempo he grabado en mi memoria,
Esta fantasía de la que solo tú y yo sabemos,
La historia que le contare esta noche a mis pesadillas,
Para que solo así puedan dormir.

1 comentario:

Jonathan dijo...

Te tengo que confesar que tu texto tiene un mensaje difrado.
Pero aprendiste de memoria la geografia del centro del centro de azucar de alguien. Me gusto a pesar de que entendi mas que un 75% de todo, me sigues sorprendiendo en la forma en la que escribes, lo haces muy bonito.

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